Aprendiendo a caminar mi Liderazgo Auténtico

Mi vida ha sido un ejercicio continuo de aprender a ejercer liderazgo. Y viví largos años de sentirme no lista para liderar, atrapada en roles poco satisfactorios y donde sentía que no me podía expresar plenamente. De sentirme no suficiente para eso que estaba haciendo. Muchas veces me silencié; dejé de hablar más auténticamente por miedo a que me criticaran o enjuiciaran.

Y ese temor en mí me cortaba, me paralizaba: hacía que sintiera que yo no brillaba. Que yo no era vista por los demás así como soy. Cuando, les confieso, ser vista era secretamente lo que más anhelaba. Ser vista y validada. Que mis aportes tuvieran sentido. Que salieran de tal forma que pudieran de verdad calar hondo, transformar corazones y mentes.

Sentía mucha frustración al sentirme tan preparada académicamente, pero tan poco capaz de afirmarme en mis roles de liderazgo. Que pudiera ser Líder en mi forma de expresarme. No fluía en mi liderazgo porque había aprendido que para ser líder había que ser otra cosa que no era yo: agresiva, numérica, fría, calculadora. Sentía que dejaba la mitad de mí atrás cuando iba a mis cargos de trabajo, en corporaciones y organizaciones que también demandaban de mi un estilo de liderazgo muy estrecho y confinante.

Después de muchos años y experiencias ejerciendo liderazgo fue que entendí que para ser vista y valorada, yo tenía que aprender a verme y a amarme tal como soy. Y eso ha sido y sigue siendo, un proceso contínuo. Y ahí voy, aprendiendo a verme y a entenderme. A integrar facetas de mí que me ha dado miedo al principio mostrar, pero que poco a poco las voy aceptando. La cantante en mí. La amorosa en mí. La idealista y soñadora en mí. La exploradora en mí. La esencia libre en mí. Cuando yo abrazo todas esas partes de mí, y comienzo a expresarme desde esos lugares, se vuelve más auténtica mi voz. Y empieza a brotar un liderazgo más cierto.

¿Qué NO ES el Liderazgo?

Ocultar tu esencia para hablar desde un lugar estrecho y confinado. Liderazgo no es ser el Experto que pontifica y no sabe escuchar. Liderazgo no es tener una mente tan lineal y unidimensional, que se olvida de un ecosistema o una sociedad. Ese es el modelo antiguo y francamente, cada vez más obsoleto del liderazgo.

¿Cómo he encontrado nuevos modelos de liderazgo?

Siendo obstinada y atreviéndome a rebelarme contra lo que dicen todos alrededor mío. A los 17 años decidí irme a estudiar becada a Estados Unidos porque era lo quería y necesitaba mi corazón.

En ese entonces, mi papá se opuso fuertemente a que yo me fuera. Y una entera sociedad bogotana decía que ese no era el camino para una mujer tan joven.

Años después, dejé un trabajo muy lucrativo en Finanzas en Nueva York para irme a estudiar temas sociales y ambientales. En ese momento, mi jefe me dijo que yo era una especie de idiota por irme a hacer eso. Aún en esos momentos cuando me he sentido tan cuestionada, algo en mí siempre ha sacado garra. Ha dicho: es por acá. Me voy por este camino. Aun cuando las voces externas son tan fuertes de que no lo haga.

Y es con los años y los aprendizajes de muchos caminos y quiebres, que comienzo a entenderme. Que no puedo negar mi esencia, que es ser exploradora de caminos externos e internos. Mi esencia vuela cuando tomo un camino. Cuando exploro mundos nuevos. Cuando aprendo algo nuevo. Mi vida ha sido continuo aprendizaje y transformación. Y cuando recuerdo esto, que soy la eterna aprendiz, me relajo y no me tomo tan en serio. Porque creerte tú mismo que te las sabes todas es la peor trampa para estancarte, para oxidar tu alma. Cuando menos te das cuenta, un día cuando estés pontificando sobre lo que crees que sabes, te darás cuenta que tu esencia dejó de respirar y de cantar. Y te vuelves una versión oxidada y rígida de ti misma.

Si crees que a eso vinimos a este mundo, a conocer una cosa extremadamente bien y luego a pararnos en el lugar de autoridad y de “experticia” y pontificar sobre eso, pues hazlo. Serás el Experto. Vendrán muchos a ti a que les hables. Y el que habla y pontifica mucho, va perdiendo la capacidad de escuchar. De entender que la vida se está creando a cada paso. Que la vida es multidimensional y hermosamente compleja. Desconocida. Que a veces es mejor parar. Escuchar las aves. Sentir el viento. Y dejarte guiar.

Personalmente, me parece mucho más divertido el liderazgo desde un rol de aprendiz. El que no se toma tan en serio, y no se las sabe todas, está mucho más abierto a ser innovador y creativo. Desde este lugar, por ejemplo en los círculos de mujeres que facilito, soy la guía que las lleva a ellas a mirarse, la que facilita y contiene el espacio, la que organiza la caminata, pero que permite que cada una encuentre sus propias aves y mariposas.

Hoy, recorro el camino incierto y misterioso del Liderazgo Femenino. Para mí, este estilo de liderazgo reconoce mi esencia más profunda y me pone al servicio de algo mayor. Alinea mi propósito con mis cualidades únicas. También me muestra con humor y alegría los lugares y cosas para las que NO soy buena. Y me permite emprender mi camino con autenticidad, coraje y valentía. Pulsando de vida.

¿Cómo definiría el Liderazgo femenino?

Centrado en valores y propósito. Si vas a hacer algo, y le vas a gastar tanto tiempo y energía preciosa tuya, ojalá sea algo que se alinee con tus valores más profundos y con el legado que quieres dejar en el planeta y a tus hijos. Piensa en eso cada vez que apliques tu energía, inteligencia y esfuerzo hacia algo. PD: Los valores no se negocian.

Participativo. Rompe la jerarquía y genera una cultura de transparencia y de empoderamiento. Actualmente, en censos y estudios la mayoría de las personas se sienten infelices en sus trabajos porque viven en un ambiente jerárquico que no los reconoce ni los incluye.

Colaborativo. Esto se trata de crear redes, generar alianzas, romper con la mentalidad tradicional de los negocios y el liderazgo tradicional que nos enseñaron (modelo Porter: dice – traducción mía: róbale el pie a alguien porque no se puede hacer más pie) y salte de tu espacio cómodo y genera movimientos, participa en organizaciones con otras empresas. Crea verdaderas comunidades de aprendizaje.

Nutridor. Para mí, crear proyectos, empresas y organizaciones es como sembrar un árbol. Primero, hay que saber muy bien qué árbol vas a sembrar, cuidar y nutrir. Segundo, a un árbol no se puede halar para que salga más rápido, ni injertar con otro árbol para que se vuelva otra cosa que no es. No se puede acelerar el crecimiento de las cosas. Si eres paciente y sabes cuidar de tu árbol, crearás un verdadero legado.

Holístico y Sistémico. La nueva ciencia nos está mostrando que el método científico, útil para algunas cosas, se queda corto para entender cómo funcionan los sistemas complejos (como el planeta y la sociedad). La física cuántica y la Teoría de los Sistemas nos demuestran que el mundo es mucho más complejo que el pensamiento lineal que nos enseñaron en el colegio y en la universidad. Piensa que cualquier emprendimiento o empresa tienen un impacto multidimensional: económico, social y ambiental. Si sólo quieres ganancia y no te importa cómo la vas a recibir ni el impacto que estás generando en tu entorno ni en tu sociedad, pues suerte con eso. Si quieres vivir tu vida con la satisfacción y propósito de que tu emprendimiento o proyecto dejó bienestar en tu comunidad y respetó tu propia casa que es el planeta, lo has entendido.

Mis caminos me llevaron a reinventarme por completo y a cuestionar profundamente los paradigmas de éxito y liderazgo imperantes para llegar al liderazgo femenino, con propósito y en equilibrio. Si deseas conocer cómo fue este camino de transformación en mi vida e iniciar el tuyo para liderar de manera auténtica y emprender con propósito, te invito a leer mi libro Hablando con Dragones, acá.

Un abrazo de Musa,

Alejandra Torres